28.1.24

El de Caldes, inclòs al primer llistat oficial dels balnearis espanyols (1816-1817)

A principis del segle XIX, a part del problema del cabal d'aigua termal que s'estroncava sovint per la posada en servei de la font que hi havia als Banys Titus, hi va haver un altre motiu que impulsà la construcció d'un nou Balneari [1] I és que l’establiment, que ja feia anys que funcionava, va ser inclòs al llistat oficial dels balnearis termals espanyols, subjectes a la disciplina i control de la Reial Junta Superior de Medicina Espanyola, i per tant, obligat a complimentar una sèrie de requisits, el principal dels quals, era el de comptar amb un metge director nomenant per dita Junta.

Fins llavors, el seguiment i control sanitari s’efectuava pel procediment ordinari civil. (Juntes provincial de Sanitat) igualment com en totes les altres activitats. Va ser el rei Fernando VII qui, el 29 de juny de 1816, va dictar una Reial Ordre, seguida d’unes altres dues de complementàries, que obligaven la regulació de les estacions termals espanyoles i instauraven la figura del metge-director [2]

En base aquestes disposicions reials, el 28 de setembre de 1816, la Junta Superior de Medicina va publicar un primer Reglament de funcionament que, entre altres qüestions, fixava les aptituds que havien d’acreditar els metges que optessin a dirigir algun dels 30 Balnearis que figuraven al llistat dels principals i obligats. Caldes n’era un.

 “… que para que los profesores que se encarguen de la dirección médico-política de los baños o aguas minerales del reino que tengan virtudes más conocidas y se expresaran más adelante,  sean sugetos idóneos y de una conocida instrucción, preceda a su nombramiento un examen secreto y singularmente contraído a las relaciones de la química con la medicina, sobre todo en el objeto de las aguas minerales, su naturaleza y variedad, la doctrina de la análisis y síntesis y la de los reactivos

Igualment, el Reglament establia també les atribucions dels metges i la seva retribució que seria a càrrec del pressupost municipal, directament o indirecta.

 “...la dotación de estas plazas, sobre los fondos Propios y Arbitrios del pueblo inmediato a los baños y de los circunvecinos, con la obligación de asistir gratuitamente a los pobres que acudieran a ellos, será según lo dispuesto por el Rey, la de 80 reales anuales, pagados mensualmente por la tesorería de la provincia donde las aguas minerales existan, sin perjuicio del pago de las visitas de las personas acomodadas.”.

Finalment, el Reglament llistava els 30 balnearis inclosos, entre els quals, dos únics a Catalunya: Caldes de Montbui i Caldes d’Estrac-Titus [3]

Llistat dels 30 primers balnearis

Trillo (Guadalajara), El Molar (Madrid); Alcantun i Solar de Cabras (Cuenca); Puertollano (C.Real); Ledesma (Salamanca); Arnedillo (Rioja); Quinto, Alhama Aragón i Tiermas (Zaragoza); Panticosa (Huesca); Caldas de Oviedo (Asturias); Marmolejo i La Aliseda (Jaen); Graena (Granada); Alhama (Almeria); Ardales (Malaga); Bornos (Cadiz); Alange i Fuente del Oro (Caceres); Cortegada (Ourense); Caldas de Reyes, Cuntis i Caldelas de Tuy (Pontevedra), Fitero i Velascoain (Navarra); Busot (Alacant); Archena (Murcia) i Caldes de Montbui i Caldes d’Estrac – Titus (Barcelona

(Imatge: Portada d'una de les memòries de metges directors que es conserven a la Facultat de Medicina de la Universitat Politècnica de Madrid)


[1] Llegir entrada d’aquest bloc “Els banys Termals de 1818”

[2]BOE (Gaceta Madrid) 83, de 04.07.2816. El redactat del Decret és d’una bellesa inqüestionable i la seva argumentació també, veieu sinó: “Entre los muchos y preciosos dones con que la Providencia favoreció a la España, debe considerarse como uno de los principales la abundancia de aguas minerales que distribuyó en varios puntos de su vasta extensión, combinando sus composiciones con diversidad, y con analogía a la diferentes enfermedades que atormentan a la especie humana Las experiencias que vemos diariamente repetidas de sus innumerables virtudes no dejan duda alguna de esta verdad consoladora; pero otras, demasiado frecuentes por desgracia, demuestran con no menor evidencia que la ignorancia y el descuido convierten en mortal veneno los antídotos más eficaces. Testigos son los infelices que, acercándose a aquellas fuentes de salud con esperanza de alivio, se arrojan con ansia, y encuentran solo un terrible aumento de dolores, y tal vez una muerte horrorosa por los atroces síntomas que las acompañan. Estos tristes acontecimientos se evitarán seguramente cuando a la orilla de cada uno de aquellos preciosos manantiales se halle una persona que con conocimiento de sus efectos en las diversas dolencias, sepa retener a unos y dirigir a otros en el uso de los mismos. La falta de semejantes personas es harto común en las aguas minerales de la península, y esta consideración y la de sus fatales resultas, afligen mi corazón. Para remediar un mal tan grave y hasta tanto que las circunstancias me permitan realizar los planes que medito con idea de mejorar en un todo este importante ramo, he venido en resolver que en cada uno de los Baños más acreditados del Reyno se establezca un profesor de suficientes conocimientos de las virtudes de las aguas y de la parte médica necesaria para saber determinar su aplicación y uso ...”

[3] BOE (Gaceta de Madrid) 120, de 28.09.1816. “Reglamento que a propuesta de la Real Junta Superior de Medicina manda S.M. observar para la inspección, gobierno y uso de todas las aguas y baños minerales de España amb el llistat dels 30 balnearis (“baños y aguas más principales del reyno”) obligats a disposar de metge director